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El día amaneció como si fuera un cómplice inevitable, a pleno sol. Y ya en la Plaza
de Mayo estaban todos los participantes conmovidos hasta las lágrimas; así podía
observarse la presencia de abuelos, padres, hijos, nietos. Todos habían salido a la
calle. La Argentina, en una demostración histórica de su dinámica político-social,
ponía de manifiesto a los pueblos de América Latina y el Mundo, que nada está
perdido, y que más tarde o más temprano, la Patria de San Martín y Belgrano
regresará envuelta en la bandera azul y blanca en manos de las nuevas
generaciones, para continuar con el proyecto esperanzador de nuestros
antepasados que de este modo lo soñaron: Con Estado de Bienestar, Justicia
Social, Derechos Humanos, Educación Pública y gratuita, respeto a las
organizaciones sindicales y a las de índole social, Política Internacional de
carácter pacífico y de solidaridad activa con nuestros hermanos del
Continente.
Todas estas cuestiones quedaron reflejadas en los cantos que emitieron las
multitudes que iluminaron así el paisaje de la enorme mayoría de las plazas de
nuestra Nación.
Como corolario, permitan que el cierre de este tumulto de palabras saturado de
una emoción inevitable, quede a cargo de una compañera y Madre de Plaza de
Mayo, como lo es la querida Taty Almeida, cuyas reflexiones son un símbolo
apasionado y de futura perspectiva, necesario en estos días que nos tocan vivir.
“Vamos a seguir cuidando a la Democracia en la Argentina y en toda la
Patria Grande, siempre, porque cuando lo hacemos estamos homenajeando
la memoria de quienes lucharon por una Patria libre, justa y solidaria; porque
cuando lo hacemos reclamamos que se terminen las prácticas y discursos
de odio y negacionismo, porque queremos un pueblo feliz y para eso tiene
que haber pan, paz, trabajo y libertad”.
(Taty Almeida)
Nos vamos a Marzo
Al cierre
El adiós a un compañero inolvidable
*FALLECIÓ ANTONIO J. GONZALEZ*
Octubre de 1965. Un tiempo humedecido por las lluvias utópicas del Mayo Francés, los bigotes repulsivos de Onganía y los fuegos estimulantes del Cordobazo y su líder Agustín Tosco. En esos días, en la Sociedad de Fomento de mi barrio de Crucecita y en una jornada cultural, conocí al "Flaco" Antonio. A partir de allí, juntos con Julio Bruno y Horacio Ortiz, creamos la revista "Suburbio" y el "Centro de Cultura Popular". De allí que tanto me duele su partida. Por eso, nunca tuve dudas:
*Hermano de corazón y pensamiento como Antonio González, es una de las mejores cosas que me brindó la vida.*
Horacio Ramos
24 de Marzo de 1976
“Las Fuerzas Armadas han asumido el control de la República. Quiera el país comprender el sentido profundo e inequívoco de esta actitud, para que la responsabilidad y el esfuerzo colectivo acompañen esta empresa que, persiguiendo el bien común, alcanzará con la ayuda de Dios, la plena recuperación nacional”.
Así, con un grado de cinismo que abrumaba, “los salvadores de la Nación”, pretendieron justificar un golpe de Estado que auguraba un tiempo de horror que luego superaría todo lo imaginable. No obstante, ese día tenía casi un olor a regocijo para mí: era 24 de marzo de 1976, y en el diario “La Ciudad” de Avellaneda, publicaban “Otoñal”, un poema concebido en la ochava más “querendona” de mi alma. Por supuesto, quién habría pensado que, de ahí en adelante, jornadas de sangre cubrirían la tierra de los argentinos.
Fueron años de mordaza y terror. La muerte, envuelta en su encaje raído, derramaba su saliva viscosa sobre el signo más virginal: la juventud. Viajera nocturna, asolaba el cielo de los barrios, para arrojar a la hoguera los pájaros dormidos, cortándoles –una a una- las vértebras del sueño. Al respecto, uno piensa que el olvido, esa flor mustia que sólo habita en los camposantos, suele nutrirse del cansancio de los hombres que tienen su conciencia en cuclillas y el corazón alquilado por la escarcha.